domingo, 3 de febrero de 2008

El humor en Divididos (segunda entrega)


Del "buen" humor al "mal" humor


En el caso de Jamelosapoaí, canción del disco Acariciando lo áspero (1991), el humor se encauza por un lugar distinto al anterior: se abandona la temática soez en pos del juego simple de palabras con características absurdas. La misma dice:

Y si venís de afuera dejá el Paraguay.
Y si venís de afuera dejá el paragua ahí.
Hay que estar drogau pa’ dejá el Paraguay.


Como se observa en los versos que la componen, el juego de palabras radica en la alternancia del sustantivo propio “Paraguay” por la estructura homófona “paragua ahí”. La indudable incapacidad de reflexión emotiva por parte del oyente sobre este hecho humorístico es algo que no merece mayores explicaciones dada su evidencia.


Por otra parte, el mismo carácter “sutil” para el humor será utilizado en Tajo C, canción de La era de la boludez (1993) en donde el homenaje a los “tajos” argentinos -un modo particularmente “romántico” de llamar a las mujeres después de Spinetta en los ’70- permite a los músicos recrear cierta exaltación adolescente por aquellas mujeres que en sus años de gloria -con excepción de “La Gorda Matosas”, cuya edad dorada nos es desconocida- tuvieron la virtud de acaparar gran parte de la atención del público masculino. Algunos versos de este diálogo-canción así las recuerdan:

― Y bueno, así se escribe la poesía tajante.
― Tres de la mañana. Linda hora para un tajo.
[...]
Tajo tajo
Betty Peggy Mary y July
Tajo tajo
Ta’ Jorge?
― Tita Merello, Azucena Maizani, Olinda Bozán y
― Y la Gorda Matosas, hermano.


En esta canción volvemos a encontrarnos con el juego de palabras -similar a la canción anterior- en frases como “poesía ‘tajante’” o “Ta’ Jorge?”, pero con el agregado de que las voces que oímos parecen tener las cuerdas vocales congeladas, dándole a la canción un aire infantil, hecho justificado por la dedicatoria que dice: “Dedicado a los célebres tajos argentinos por tantas tardes de matineé”. Aunque por otro lado este “aire infantil”, hacia el final de la canción, deviene casi en vientos de lujuria:

― Y tenemos también a quién
― A la Coca
― ¡La Gorda Sarli!, ¡monumento a la teta!
― La Betty Pandolfo, Evarista Piana, Lola
Mora, Teresa Piernas
[...]
Bueno
Llevá de los verdes
llevá de los azules
llevá de los rosados
llevá de los de hule
― Y con el enano qué hacemos
― El enano dejalo, Mollo



La mención que se hace en los últimos versos acerca de “los verdes”, “los azules”, “los rosados”, y sobre todo, “los de hule” no parece tener otra connotación que los famosos “globitos” que todos conocemos como preservativos.

Ahora bien, dejando un poco de lado la idea de Bergson sobre la “anestesia momentánea del corazón” -idea que compete más, si se quiere, al oyente que al creador- nos abocamos a lo que expresa Gilles Lipovetsky en La era del vacío sobre el “humor posmoderno”:

[...] el humor contemporáneo se muestra insustancial y describe un universo radiante [...]
el humor en este caso no tiene nada que ver con la agudeza, como si lo que tuviera cierta profundidad pudiera desmontar el ambiente de proximidad y comunicación [...] el tono es sombrío, vagamente provocador, cae en lo vulgar, exhibe ostentosamente la emancipación del lenguaje, del sujeto, a menudo del sexo.


Es claro entonces que hasta el momento Divididos también encuadra dentro de esta categoría de "humor light". Aunque no deja de llamarnos la atención esta tendencia en el grupo cuando observamos que la última canción analizada se encuentra formando parte de un disco titulado nada menos que La era de la boludez -título que por cierto podría haber llevado la mencionada obra de Lipovetsky, y que tal vez por consejo de algún traductor moderado, o comerciante, no llevó-, y el cual critica, en varias de sus letras, ciertas tendencias primermundistas sucedidas en los últimos tiempos del país. Algo que permite sospechar, al menos, el triste contrapunto humorístico que tendrá lugar posteriormente en el disco Gol de mujer de 1998, donde la temática sórdida de una canción como Clavador de querubín -alusión sutil a las tendencias sexuales de algún pederasta de turno- se contrapone al humor liviano y pasajero de Letra gótica y de Niño hereje, ambas de perfil burlón sobre algunos personajes característicos de la sociedad. En el caso de la primera, la referencia más directa parece ser un linyera: “Se paraba de costado / como letra gótica. / Por arquero de la mugre / fue fragancia de tribuna. / Casa cuna en los cubiles, / no hospedado ni gusano ni nada”. En la segunda, un posible adolescente con toda su “rebeldía” a cuestas: “Niño hereje, niño hereje, / nunca salga sin su fucking medallón. / Estampita, caminata, olor a pata, fe fifi”.



El presente trabajo fue expuesto por Darío Maroño en las Terceras Jornadas de Cultura Popular: “40 AÑOS DE ROCK NACIONAL”, realizadas en septiembre de 2005 en el Instituto de Enseñanza Superior Nº1 “Dr. Alicia Moreau de Justo” .

Foto: Isabel Sarli, "monumento a la teta" (sic)

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