sábado, 16 de febrero de 2008

El rock de La Cueva, un modo de composición oral


En 1970 se editaron Treinta minutos de vida (grabado por Moris el año anterior) y Rock de la mujer perdida, el último LP de Los Gatos con Litto Nebbia. A fines del mismo año, Manal grabó El León para separarse poco después. A comienzos de 1971, cada uno de los integrantes de Almendra tomó su propio camino – proceso que puede seguirse si se estudia la evolución de los grupos Pescado Rabioso, Aquelarre y Color Humano–. Y a pesar de que el único disco de Tanguito salió en 1973 (es decir, post mortem) había sido grabado en el ya lejano 1969. Estos datos nos indican que 1970 es una buena fecha para establecer el fin de la primera época del rock nacional, que había empezado, con todas las discusiones del caso, en 1966 con el efímero grupo Los Beatniks, liderado por Moris.

La intención no es analizar en forma separa y exhaustiva la letrística de Tanguito y la evolución de las obras de Moris y los integrantes de Manal, sino hacer un corte y describir los elementos en común que el corpus poeticum de estos creadores tenía en aquellos años legendarios de La Cueva de Pasotus y hasta poco después de 1970.

Antes de buscar cuáles fueron los principales tópicos que abordaron los autores que estudiaremos, una primera aproximación debe tener en cuenta el modo de producción de los temas, ya que el mismo produjo consecuencias estilísticas y temáticas. […]

Estas canciones no estaban pensadas para la grabación inmediata, sino para ser interpretadas en cualquier momento. Por eso adquieren rasgos que las asemejan a otras composiciones pensadas para un entorno oral. Y a pesar de que es obvio que no podemos comparar la sociedad de la década del ’60 con otras en las cuales se dio el fenómeno de la oralidad – los tiempos de la cultura homérica o la Edad Media -, en algún sentido este grupo de creadores se manejaba con respecto a la composición de sus temas con algunos de aquellos mismos parámetros.

Diego Diez Olea

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